sábado, 13 de septiembre de 2014

Templo de la Compañía de Jesús y los cerros humanos

Santiago (Chile), 8 de diciembre de 1863, Templo de la Compañía de Jesús:
"A las seis cuarenta y cinco, el sacristán encendió con su mecha los quemadores de la media luna que tenía en sus pies la imagen de la Virgen, representada como la Inmaculada Concepción, con su túnica blanca y su manto azul. Uno de los quemadores se abrió con exceso de presión y subió una llamarada de casi un metro. El sábado anterior había sucedido lo mismo, pero el sacristán sólo bajó la llama. Dada la solemnidad de la función, esta vez había muchas flores de papel que decoraban la columna. La llama las alcanzó rápidamente, siguió hasta el lienzo pintado, de allí al altar y del altar a través de las guirnaldas de flores en vertical hasta la cúpula. El templo era de madera y el incendio fue veloz. No todos los fieles se percataron. El altar mayor era apenas visible desde el fondo de la nave. Los primeros en salir fueron los hombres, que estaban de pie cerca de la puerta lateral que les estaba asignada [...] Las iglesias no tenían sillas ni bancos y las mujeres se sentaban sobre tapetes. El piso era desnivelado y al tratar de correr, con vestidos pesados de terciopelos y encajes, enaguas de gran ruedo y mantos largos, se tropezaron con personas semitendidas; unas cayeron sobre otras formando una pared tan compacta que se hizo inmóvil.Estos cerros humanos medían casi dos metros [...] Las llamas llegaron a la cúpula, se cayó una torre y luego el campanario. Entonces el entablado del techo fue cayendo sobre las víctimas, quedando las cabezas y el torso de una multitud abigarrada. Quienes ya no habían muerto por asfixia, murieron por el fuego".
Sol Serrano ¿Qué hacer don Dios en la República? Política y secularización en Chile (1845-1885).

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