sábado, 13 de septiembre de 2014

Vasconelos Godínez

"Pese a la angustia solitaria de los atardeceres, me complacía estar libre de yugo: bastante lo era ya la rutina del trabajo; y era grato penetrar en cada ocaso como en la antesala de una noche cargada de promesas, magnífica para el goce y el amor en la aventura. Pagado, con la faena del día, nuestro tributo a la economía pública, era justo que la noche colmase el ansia de los bellos cuerpos, las miradas ardientes y la voluptuosidad dichosa. Nada de techos para esconderse, sino la calle en que pasean las hermosas, el jardín romántico de las citas, por la Alameda y por Santa María; el bullicio de los cafés y restaurantes, el teatro o el simple vagar por las avenidas, bajo el cielo apacible de la noche, tal era la compensación necesaria del día consagrado a las faenas molestas del lucro".
José Vasconcelos, "Ulises Criollo"

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