...Aunque tus pecados sean rojos como la escarlata e impriman tu
alma de una tintura y de un caràcter qeu parezca no poder quitarse, has de
saber que yo implorarè a un poder infinito para volverlos blancos como nieve y
que no aparecerà nada de tus primeras iniquidades; por màs destrozos que ese
monstruo haga en tu alma, yo los repararè...
..Aunque fueseis màs negros que el carbòn, os volverèis màs blancos
que nieve. Aunque hubieseis cometido los pecados màs enormes, seràn borrados de
la memoria de Dios....La confesiòn es el azote de los demonios, los
arruina...cierra la entrada del infierno y abre al pecador la del paraìso...
(tomado de: Jean Delumeau,La
Confesiòn
y el Perdòn. Madrid, Alianza Editorial, 1992. pp. 39.)
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