domingo, 5 de febrero de 2012

De un confesor a un penitente


...Aunque tus pecados sean rojos como la escarlata e impriman tu alma de una tintura y de un caràcter qeu parezca no poder quitarse, has de saber que yo implorarè a un poder infinito para volverlos blancos como nieve y que no aparecerà nada de tus primeras iniquidades; por màs destrozos que ese monstruo haga en tu alma, yo los repararè...

..Aunque fueseis màs negros que el carbòn, os volverèis màs blancos que nieve. Aunque hubieseis cometido los pecados màs enormes, seràn borrados de la memoria de Dios....La confesiòn es el azote de los demonios, los arruina...cierra la entrada del infierno y abre al pecador la del paraìso...



(tomado de: Jean Delumeau,La Confesiòn y el Perdòn. Madrid, Alianza Editorial, 1992. pp. 39.)


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