Sobre una beata novohispana, llamada María
Lucía Celis, y de cómo la atormentaban los demonios:
...La azotaron, amarrada a la columna, por
todo su cuerpo con los instrumentos de siempre, después la soltaron y la
coronaron de espinas y ella se hincó de rodillas mientras se la pusieron y
apretaron con dos palos, y luego, la tiraron sobre de una cruz que en el suelo
tenían puesta, y después que la crucificaron quisieron, a tirones, subirle la
ropa para arriba, lo que no pudieron conseguir. Y con sus partes ocultas de
fuera, un demonio se echó sobre ella, porque así se lo mando Lucifer para que
pecase con ella, y procuró dicho demonio abrir con sus piernas las de ella en
lo que recibió fortísimos dolores en todo su cuerpo, pero más en los pies y la
besó una vez en su boca.....luego le remacharon los clavos y la tiraron en el
agujero de una piedra llevándola arrastrando hasta allá; con varas de hierro
ardiendo se las metían por debajo de los brazos y la sopesaban para arriba en
los pies,cara, costados, espaldas y pechos, se las ponían, la carne crujía como
si se estuvera friendo, media hora estuvo en la cruz hasta que su esposo le
quitó los clavos y cayó en sus brazos;muchas desvergüenzas, deshonestidades y
escupirle la cara, le hacían los enemigos en todo este tiempo....
(tomado de: Edelmira Ramírez Leyva. María Rita Vargas. María Lucía Celis.Beatas
embaucadoras de la colonia. De un cuaderno que recogío la Inquisición a un
iluso, Antonio Rodríguez Colodrero, solicitante de escrituras y vida.
México, UNAM, 1988. pp. 139-140.
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