Nunca he conocido a un hombre tan generoso y hospitalario
que no aceptara un regalo, ni ninguno tan liberal con su dinero que no le
gustara una recompensa si la pudiera obtener.
Los amigos regocijaràn sus corazones con dones de armas o
vestimentas, lo que queda claro con la experiencia de cada uno. Una amistad
dura màs, es decir, si hay oportunidad de que tenga èxito, cuando los amigos
dan y reciben dones.
Un hombre debe de ser un amigo para su amigo y devolver un don
con otro. La gente se encontrarà sonrisas con sonrisas y mentiras con traiciòn.
Debes de saber que si tienes un amigo en el que confìas y
quieres llevarte bien con èl, deberàs de intercambiar ideas y dones y tambièn
ir a verle a menudo.
Si tienes otro amigo con el que no tienes confianza, pero que
quieres llevarte bien con èl, debes de dirigirte a èl con buenas palabras
guiadas por un corazòn sabio y devolver la traiciòn con mentiras.
Màs aùn, respecto al que no tienes confianza y del que sospechas
de sus motivos, debes de sonreirle y esconder tus sentimientos. Los dones se
han de devolver con la misma moneda.
Los hombres generosos y valientes nunca tienen ni favorecen los
problemas. Sin embargo, el cobarde tiene temor de todo y es una avaro que
siempre se queja de sus dones.
Mejor que no haya peticiòn que excesivos ofrecimientos; un don
siempre espera una recompensa. Mejor que no haya sacrificio que una matanza
excesiva.
(tomado de The
havanal, with selection from other poems in the Edda, Cambridge,
1923, y citado por Marcel Mauss, "los dones y la devoluciòn de dones"
en Bohannan, P. y Glazer, M. Antropologìa,
lecturas. España, McGraw-Hill, 1993. pp. 273-280.)
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